viernes, 9 de abril de 2010

La demagogia contra la demagogia


Es frecuente ver cómo se ataca a Michael Moore con argumentos que más que ofensas parecen adjetivos: manipulador, payaso, ególatra etc. Creo que el hecho de que se le ataque de esta manera denota una falta de educación audiovisual enorme en la población. Si es necesario resaltar que manipula situaciones, entrevistas, datos o imágenes es que no sabemos ver documentales o películas, y seguramente sea verdad. Por desgracia habrá gente que siga pensando que es un desvelador de verdades ocultas.

Sin embargo, me parece el más hornrado (la honestidad es cosa de faldas y de ingleses) de los directores manipuladores, es decir, casi todos. Michael Moore plantea situaciones absurdas, explica la historia de EE.UU. en un minuto con dibujos animados, descontextualiza imágenes para hacer un chiste y narra su historia desde la más presente de las subjetividades. Si aún así seguimos tomándonoslo como un trabajo de investigación serio es que tenemos un problema de recepción y no él de manipulación.
No creo que pueda ser más claro en mostrar su posición subjetiva, cierto es que trata de encubrirlo por momentos para no parecer un paranoico conspiranoide, para darle veracidad a un discurso que sólo es veraz en su cualidad de testimonio y de análisis social parcial.

Mucho peor y menos sonoro fue el caso de "Una verdad incómoda", donde ya desde el título te está engañando. El ejercicio ególatra y manipulador de Al Gore ha dado la vuelta al mundo y se ha metido hasta en la enseñanza primaria española, sin que se genere un espíritu crítico generalizado en relación a las formas de un documental igual de conductista y de parcial que los de Michael Moore. Será que es políticamente más incorrecto hablar en contra del discurso del cambio climático, o que el señor Gore es más discreto y menos chistoso que Moore.

Precisamente esa condición llamativa y ostentosa en las formas de Michael Moore puede que sea lo que, en lugar de exculparle, le inculpa más. Por eso es tan fácil acusarle de manipulación, de parcialidad o de vanalizar ciertos temas, y no se ve el problema que supone pensar el discurso de Michael Moore desde esa perspectiva.

P.D. No pretendo defender a Michael Moore, sólo reconozco su buen o mal hacer dentro de las características de su discurso y del discurso cinematográfico en general.

1 comentario:

V. Pérez-Chirinos dijo...

100% de acuerdo. Nos creemos que basta con que las teorías pongan el foco en la recepción, pero en realidad el discurso social (me incluyo, claro que me incluyo) sigue siendo condescendiente y paternalista con el público en general. Si nosotros vemos esa manipulación, ¿por qué tenemos que creernos siempre más listos que el resto?
Además creo, contigo, que el tono deja suficientemente claro que hablamos desde un punto de vista subjetivo. Sólo que a veces se nos olvida eso del "conocimiento situado" y tal...